Sudor y humor, ¡profesor y tutor!



Y aquí estamos otra vez hablando sobre el cómo tendría que ser un profesor, ¿será que es necesario? En esta entrada quiero hablaros de aquellas características que otros profesores en formación y yo hemos comentado respecto al perfil ideal que debería poseer un profesor-tutor que afectan a las relaciones con los demás profesores, con los alumnos y con los padres. Estos son los diez rasgos de la  personalidad en los que hemos coincidido, sin un orden significativo: realista, creativo, adaptable/flexible, valiente, empático, carismático, motivador, atento/observador, accesible/abierto y organizado. Madre mía, ¿no? Parece que más que de un profesor-tutor estuviéramos hablando de un superhéroe. Ya sabes lo que se dice, hay que ponerse el listón alto para dar lo máximo.

Una de las características más importantes que un profesor-tutor debe tener es la de intentar ser realista. Tenemos que ser capaces de darnos cuenta de los recursos de los que disponemos y de las circunstancias en las que nos encontramos en cada momento. De la mano de este rasgo viene el de ser creativo; no por el hecho de ser realista vamos a dejar de intentar ir más allá y buscar hacerlo lo mejor posible con lo que tenemos a nuestra disposición, ¿no? En este sentido, también encontramos el beneficio de ser adaptable o flexible, el de ser una persona que sea capaz de siempre salir victoriosa sin importar las circunstancias, sean buenas o malas. Para conseguir esto mismo, el profesor-tutor tiene que ser valiente y encontrar el coraje para resolver posibles conflictos y situaciones adversas que se le presenten. Por otro lado, mis compañeros y yo estuvimos de acuerdo en que un profesor-tutor ideal debería de ser empático ante todo para poder ayudar y relacionarse con los demás de la mejor manera posible, carismático para facilitar su labor de “influencer” educativo, y motivador, ya que sin nuestra capacidad de motivar nuestra labor educativa también se nos presentaría como incompleta.

Consideramos que tendríamos que estar constantemente atentos a lo que nos rodea, sobre todo pendientes de las personas, siendo capaces de observar y prever situaciones. Ante todo, la figura del profesor-tutor tiene que suponer una fuente de accesibilidad, una persona a la que poder recurrir sin reservas y una persona que sepa escuchar y que tenga una actitud abierta. Finalmente, nos pusimos de acuerdo en que todo lo anterior sería muy difícil, estar pendiente de tantas variables y escenarios, si no fuera  por la organización. El profesor-tutor tiene que ser organizado. Sin una organización, adaptada a uno mismo, todo se vuelve un poquito más complicado, así que ya sabéis, ¡ser organizado es otra de las claves! Os dejo una foto del resultado llamado "Carmen" de la actividad de debate con mis compañeros sobre los rasgos característicos que he comentado hoy para que os echéis unas risas, que la risa es muy sana.



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