Kung Fu Panda Fan, se nota, ¿no?


Hoy quiero dedicar mi amor a una de mis películas favoritas, una que siempre consigue erizarme la piel y que siempre me hace reír y llorar a partes iguales: Kung Fu Panda. Esta película animada es una maravilla en todos los sentidos pero en esta entrada me centraré sobre todo en los aspectos relacionados con la educación, la pedagogía y los valores. También aprovecharé para hablar de los resultados de un cuestionario sobre el liderazgo que hice recientemente y sobre lo que este dice sobre mi forma de ser. Antes de empezar, quiero advertir a aquellas personas que no hayan visto la película de que esta entrada contiene información sobre la historia que podría fastidiaros la experiencia. Pensadlo bien.

Desde mi punto de vista, diría que Kung Fu Panda efluye una tendencia positiva hacia la pedagogía nueva o pedagogía activa en contra de una pedagogía tecnológica (Fullat, 1992). ¿Qué quiere decir esto? En Kung Fu Panda, tenemos a Los Cincos Furiosos, un grupo de personajes que ha sido especialmente entrenado, o podríamos decir que incluso diseñado, en las artes marciales de la mano del maestro Shifu, preparados a conciencia con los conocimientos y actitudes supuestamente necesarios para ser elegidos por el Gran Maestro Oogway para ser el próximo Guerrero Dragón. El maestro Shifu se enfoca a conciencia en proveer a sus alumnos con todo lo necesario para que lleguen a su máximo potencial, como si fueran máquinas a las que tiene que darles todos los componentes necesarios para que funcionen óptimamente, lo que quiere decir que tira hacia la pedagogía tecnológica. En cambio, el Gran Maestro Oogway es un personaje que de partida emana una sabiduría de las que nos desbordan, un personaje que desde el principio ve algo especial en Po que nadie veía, alguien que ve la importancia de los valores sobre el mero conocimiento, que se pasea con tranquilidad entre los alumnos y que ve el valor en sus sueños y en la cooperación alumno-maestro para conseguirlos; sigue la pedagogía activa.


Po, el protagonista, es elegido por Oogway para ser el siguiente Guerrero Dragón, una decisión completamente inesperada teniendo en cuenta que la competencia de Po son Los Cinco Furiosos, lo que nos da a conocer una de las varias lecciones que esconde la película: No te dejes engañar por las apariencias. Po es un panda que enternece desde el principio, un personaje con el sueño de convertirse en un maestro del kung fu que ve como irrealizable debido al contexto del que proviene y a sus habilidades y características físicas. Sin embargo, en esta situación descorazonadora, Oogway le da alas eligiéndole como Guerrero Dragón y le encarga al maestro Shifu que se encargue de su educación. Tras escoger a Po y asegurarse de que Shifu será capaz de tratarle como se merece, Oogway desaparece. Shifu se encuentra en una situación en la que tiene que readaptarse a las circunstancias, a un modo de enseñar completamente distinto del que utilizó para Los Cinco Furiosos. De esta manera, aprendemos que ajustar nuestros criterios para analizar a algo o a alguien en nuestras vidas es un enfoque que puede sernos de gran utilidad. De esta manera, Shifu, que comenzó con un enfoque pedagógico mucho más tecnológico de acuerdo con Fullat (1992), se termina inclinando un poquito más hacia lo que su maestro Oogway fue: Shifu se transforma en un maestro centrado en encontrar la mejor forma de motivar y de conocer a su aprendiz Po para hacer que brille. La cooperación alumno-maestro termina teniendo resultados increíbles.


Aquellos que han visto esta preciosa película recordarán que la sabiduría del Oogway no se acaba en la decisión de elegir a Po, sino que va más allá. Como es normal, Po sufre unos momentos de desánimo en su aventura donde está convencido de que nunca podrá alcanzar su sueño. En esos momentos, Oogway aparece para levantarle el ánimo y recordarle que las mejoras cosas en la vida pueden encontrarse cuando menos lo esperamos y le recuerda el valor del presente con una frase legendaria que me marcó y que quiero que defina mi forma de vivir y de enseñar: “El ayer es historia, el mañana es un misterio, el hoy es un regalo, por eso se llama presente.” Recomiendo ver Kung Fu Panda a toda aquella persona que quiera emocionarse, que quiera recordar el sentido de la vida y que quiera recibir numerosas lecciones de valores tales como el honor, la honestidad, la modestia, la importancia de nuestras raíces, el poder de creer en uno mismo y que la vida es al final lo que decidimos hacer con ella.

Después de mostraros una de las muchas razones por las que Kung Fu Panda me enamora, quiero aprovechar como ya dije en la introducción para mostraros brevemente los resultados de un cuestionario sobre el liderazgo que hice recientemente basado en Reddin (1997). Os lo adjunto primero y luego lo comentamos.



Bueno, pues como podéis ver, parece que mi estilo de liderazgo es sobre todo “realizador”, que aparentemente quiere decir que soy una persona que tiende a involucrarse, que está interesada en decisiones consensuadas, que fomenta el compromiso y  que estimula el rendimiento de los que la rodean. También es un estilo que parece que está tanto orientado a la tarea como a las relaciones y la eficacia. Si nos fijamos en los siguientes estilos que han puntuado más alto después del de “realizador” con once puntos, descubriremos que son el de “progresista” con diez, y los de “misionero” y “autócrata benevolente”, ambos con una puntuación de ocho. En general, parece que el cuestionario me describe como una persona a la que le importa cumplir con su deber o su tarea pero que sobre todo se interesa por las personas y por las relaciones que tiene con ellas como medio para conseguir la mayor eficacia. Me gustaría pensar que el cuestionario ha acertado conmigo o por lo menos que ha reflejado lo que aspiro a ser; tengo que admitir que cuando lo leí me ruboricé un poco, jaja.

Referencias:

Fullat, 0. (1992). Filosofías de la Educación. Paideia. Barcelona, Ceac.
Reddin, B. (1997). El estilo de gestión. Bilbao: Ediciones Deusto.

Recomendación:

https://psychologycorner.com/the-kung-fu-panda-metaphor/

Comentarios

  1. Desde luego has escogido una película perfecta para tus semejanzas con una educación a la que todos deberíamos aspirar. Cuántas veces un alumno no ha podido "brillar" porque no han sabido reconocer su potencial.
    Es muy difícil llevar a cabo las enseñanzas del maestro Shifu cuando se tiene a otros 29 alumnos a los que atender y apoyar, sin embargo es muy alentador que haya profesores que lo intenten y practiquen en sus clases. Ese es el tipo de profesor querría que liderara la clase de mis hijos.

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