Las relaciones entre padres y profesores

En mi primer post ya introduje y comenté la importancia del apoyo y motivación familiar como un aspecto importante en la educación, refiriéndome sobre todo a mi madre. Es por ello que pienso que es una pena que no haya más involucración de grupos de padres en niveles de educación superiores como es la ESO. En especial, me gustaría hacer hincapié en la fomentación de buenas relaciones entre padres y profesores como base para una buena convivencia y beneficio del ecosistema escolar.

Hablando desde mi propia experiencia, recuerdo que había más contacto entre padres y profesores en infantil y en primaria, donde el AMPA (Asociación de Madres y Padres) de entonces tenía por lo menos un poco más de visibilidad. Había incluso eventos y actuaciones vinculadas a la clase que tendían a unir tanto a padres como a profesores, incitándoles a comunicarse e incluso a establecer una relación cordial y humana, no  meramente “burocrática”. Desde mi experiencia, la ESO en los centros a los que fui se caracterizó por una notable ausencia de esas relaciones entre padres y profesores. Por lo general, los padres raras veces se involucraban en el instituto salvo en los casos en los que sus hijos se habían portado mal o habían suspendido alguna asignatura. Además, recuerdo que la mayoría de estas situaciones solían terminar amargamente, y estos encuentros no hacían más que empeorar las relaciones entre padres y profesores, fomentando incluso alianzas entre padres y alumnos en contra de los profesores en cuestión.

Estoy convencida de que sería beneficioso tanto para profesores como para padres el tener encuentros como una reunión mensual o trimestral entre ellos, por ejemplo. Una reunión en la que los padres puedan ponerse al día de lo que hacen sus hijos en las clases, de cómo van, de si tienen algún problema, además de tener la oportunidad de conocer mejor a esos profesores que sus hijos ven casi todos los días. Es verdad que ahora con todas las tecnologías que hay debería de ser más fácil ponerse en contacto, pero de igual forma que los alumnos pueden ignorar WhatsApps de los compañeros que les caen mal, los padres también pueden ignorar los emails de los profesores que les “tienen manía” a sus hijos. La escuela o el instituto debería convertirse en el aliado de los padres y viceversa; tomando el centro educativo como el epicentro de entendimiento entre ambos grupos de educadores, padres y profesores, en el que ambos pueden buscar consejo y acordar pautas de actuación para ayudar a sus hijos o alumnos, trabajando en equipo por el bien de todos.